La educación en peligro

El sector de la educación se considera una industria de industrias, con diversos grados de complejidad divididos entre la enseñanza preescolar y la superior, limitaciones específicas de la geografía y disponibilidad de recursos. Entre los muchos aspectos de la educación, estas organizaciones manejan datos que podrían incluir historiales médicos, datos financieros y otra información regulada. Al mismo tiempo, sus instalaciones pueden albergar sistemas de procesamiento de pagos, redes que se utilizan como proveedores de servicios de Internet (ISP) y otras infraestructuras diversas.

Las ciberamenazas que Microsoft observa en distintos sectores tienden a agravarse en la educación, y los actores de amenazas se han dado cuenta de que este sector es intrínsecamente vulnerable. Con una media de 2 507 intentos de ciberataque a la semana, las universidades son objetivos predilectos para el malware, el phishing y las vulnerabilidades de IoT.¹ Microsoft observa que en Estados Unidos es más probable que los estudiantes y el profesorado utilicen dispositivos personales en la enseñanza, en comparación con Europa, por ejemplo. Sin embargo, independientemente de la propiedad, en estas y otras regiones, los usuarios ocupados no siempre tienen una mentalidad de seguridad.

La dotación de personal de seguridad y la propiedad de los activos informáticos también afectan a los riesgos cibernéticos de las organizaciones educativas. Los sistemas escolares y universitarios, como muchas empresas, se enfrentan a menudo a una escasez de recursos informáticos y utilizan una combinación de sistemas informáticos modernos y heredados. Por estas razones, los actores de amenazas suelen aprovechar los limitados controles de seguridad de este sector para probar y perfeccionar nuevas técnicas de ataque, que luego se aplican a otros sectores.

Esta edición de Cyber Signals profundiza en los retos de ciberseguridad a los que se enfrentan las aulas y los campus, destacando la necesidad crítica de contar con defensas sólidas y medidas proactivas. Desde los dispositivos personales hasta las clases virtuales y la investigación almacenada en la nube, la huella digital de los distritos escolares, las facultades y las universidades se ha multiplicado exponencialmente.

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